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Representación abstracta de los santos católicos. Fuente: pixabay.com
-La naturaleza es la mejor maestra de la verdad. -San Ambrosio.
-El infierno está lleno de buenas voluntades y deseos. -San Francisco de Sales.
-En la medida en que se ama algo temporal, se pierde el fruto de la caridad. -Santa Clara.
-La simulación de la humildad es la más grande soberbia. -San Agustín.
-La ociosidad camina con lentitud, por eso todos los vicios la alcanzan. -San Agustín.
-La oración nos es absolutamente necesaria para perseverar. -Cura de Ars.
-El hombre no puede ser separado de Dios, ni la política de la moral. -Santo Tomás Moro.
-Desear el saber por el saber. -San Alberto Magno. -Es feliz quien nada retiene para sí.
-San Francisco de Asís. -Ama hasta que duela, si te duele es buena señal. -Madre Teresa de Calcuta. -Los hombres pelean, solo Dios da victoria. -Santa Juana de Arco.
-El amor a Dios todo lo hace suave. -San Claudio la Colombière.
-Errar es humano; preservar en los errores es diabólico. -San Agustín.
-La oración es para el alma, lo que el alimento es para el cuerpo. – San Vicente de Paul.
-Procura siempre vivir en la amistad de Dios. -San Juan Bosco.
-Sin la oración nadie puede progresar en el servicio divino. -San Francisco de Asís.
-La medida del amor es amar sin medida. -San Agustín.
-El que pregunta con mala intención no merece conocer la verdad. -San Ambrosio.
-Da lo que tienes para que merezcas recibir lo que te falta. -San Agustín.
-Si no quieres sufrir no ames, ¿pero si no amas para que quieres vivir? -San Agustín.
-Trabaja en algo para que el diablo te encuentre siempre ocupado. -San Jerónimo.
-No busques ser grande a los ojos de los hombres, sino a los ojos de Dios. -San Martín de Porres.
-El que, por obediencia, se somete al mal, está adherido a la rebelión contra Dios y no a la sumisión. -San Bernardo.
-Todos los males que nos agobian en la tierra vienen precisamente de que no oramos o lo hacemos mal. -San Juan María Vianney.
-Cuando el amor de Dios obtiene la voluntad del alma produce en ella un insaciable deseo de trabajar por el amado. -San Juan Crisóstomo.
-El fruto del silencio es la oración. El fruto de la oración es la fe. El fruto de la fe es el amor. El fruto del amor es el servicio. El fruto del servicio es la paz. -Madre Teresa de Calcuta.
-Sostennos en la hora del combate y de la prueba, y si caemos, haznos experimentar la alegría del sacramento del perdón. -Padre Pio.
-La Eucaristía y la Virgen son las dos columnas que han de sostener nuestras vidas. -San Juan Bosco.
-¿Oh Señor que eres tan adorable y me has mandado a amarte? ¿Por qué me diste tan solo un corazón y este tan pequeño? -San Felipe Neri.
-Reza como si todo dependiera de Dios. Trabaja como si todo dependiera de ti. -San Agustín.
-Dios no se oculta a aquellos que lo buscan con un corazón sincero, aunque lo hagan a tientas, de manera imprecisa y difusa. -Juan Pablo II.
-Una sola misa ofrecida y oída en vida con devoción, por el bien propio, puede valer más que mil misas celebradas por la misma intención, después de la muerte. – San Anselmo.
-Pedir gracia a nuestro Señor para que no sea sordo a su llamamiento, sino presto y diligente para cumplir su santísima voluntad. -San Ignacio de Loyola. -
En los buenos momentos y en los malos, tenemos que llevar la cruz de Jesús, no delante, sino detrás de él, como Simón de Cirene, hasta la cumbre del Calvario. -San Damián.
– Por tanto, perseveren en su conducta y sigan el ejemplo del Señor, sin odiar a nadie y ayudándose mutuamente con la bondad del Señor. -San Policarpo.
-No eres más santo porque te alaben, ni más vil porque te desprecien. -Beato Tomás de Kempis.
– La ley de Cristo, que se cumple en el amor, nos obliga a procurar la salvación de las almas más que la del cuerpo. -San Francisco de Asís.
-La gente suele ser curiosa por conocer las vidas ajenas y desidiosa para corregir su propia vida. -San Agustín.
-Puesto que el corazón de nuestro Salvador no tiene otras leyes que la dulzura, humildad y caridad, nosotros actuaremos siempre conducidos por este suave yugo. -San Francisco de Sales.
-La verdadera enseñanza que trasmitimos es lo que vivimos; y somos buenos predicadores cuando ponemos en práctica lo que decimos. -San Francisco de Asís.
-El corazón de Dios tiene un sitio preferencial para los pobres, tanto que hasta Él mismo se hizo pobre. -Juan Pablo II.
-Cuanto más trabajemos en la tierra, más méritos ganaremos en el cielo. -San Leopoldo Mandic.
-La caridad es el centro que une a la comunidad con Dios y a todos sus miembros entre sí; contribuye a la unión de los corazones y los vincula indisolublemente a Dios. -San Vicente de Paúl.
-La cortesía es hermana de la caridad, que apaga el odio y fomenta el amor. -San Francisco de Asís.
-Los corazones de los hombres aman un día y al otro son indiferentes. Solo Dios no cambia. -Santa Teresa de los Andes.
-El amor es duro, pero es nuestra esencia. Eso es lo que nos eleva por encima de las criaturas. -Debes mostrar misericordia al prójimo siempre y en todas partes. No puedes dejar de hacerlo, ni excusarte, ni justificarte. -Santa Faustina Kowalska.
-Guarda siempre tu interior en silencio, hablando poco con las criaturas y mucho con Dios, padeciendo y trabajando por su amor. -Santa Margarita María.
-La fe se refiere a cosas que no se ven, y la esperanza, a cosas que no están al alcance de la mano. -Santo Tomás de Aquino.
-Cuando se ama no se sufre, y si se sufre hasta se ama el mismo sufrimiento. -San Agustín.
-Recuerda que cuando dejes esta tierra, no podrás llevarte nada de lo que hayas recibido, sólo lo que has dado. -San Francisco de Asís.
-La trampa del demonio no te hará caer, a menos que ya estés mordiendo el anzuelo del diablo. -San Ambrosio.
-No busco, en efecto, entender para creer, sino que creo para entender. Pues creo esto, porque si no creyere, no entendería. -San Anselmo de Canterbury.
-Amar es duro, pero es nuestra esencia. Eso es lo que nos eleva por encima del resto de las criaturas. -Santa Rosa de Lima.
-Deja la tristeza para aquellos que están en el mundo, los que trabajamos para Dios debemos estar alegres. -San Leonardo.
-La verdadera perfección consiste en esto: hacer siempre la santísima voluntad de Dios. – Santa Catalina de Siena.
-Ama y haz lo que quieras. Si callas, callarás con amor; si gritas gritarás con amor, si corriges lo harás con amor, si perdonas, perdonarás con amor. -San Agustín.
-Ten gran confianza en Dios: su misericordia supera infinitamente todas nuestras miserias. -Santa Margarita María de Alacoque.
-A la tarde te examinarán en el amor; aprende a amar como Dios quiere ser amado y deja tu condición. -San Juan de la Cruz.
-La Santa Eucaristía es la perfecta expresión del amor de Jesucristo por el hombre, es la quinta esencia de todos los misterios de su vida. -Santa María Goretti.
-Quien quiera vivir con dignidad y plenitud no tiene otro camino más que reconocer al otro y buscar su bien. -Juan Pablo II.
-La prueba del amor está en las obras. Donde el amor existe se obran grandes cosas y cuando deja de obrar deja de existir. -San Gregorio Magno.
-Antes de juzgar al prójimo, pongámosle a él en nuestro lugar y a nosotros en el suyo, y será entonces nuestro juicio recto y caritativo. -San Francisco de Sales.
-Entre todas las emociones, sentimientos y afectos del alma, el amor es el único con que la criatura puede corresponder a su creador. -San Bernardo de Claraval.
-Quien no ha tenido tribulaciones que soportar, no ha comenzado a ser cristiano de verdad. -San Agustín.
-Él derramará sobre ti sus bendiciones y será tu defensor, tu consolador, tu redentor y tu recompensa en la eternidad. -Santa Clara.
-Los que hacen profesión de pertenecer a Cristo se distinguen por sus obras. -San Ignacio de Antioquia.
-Los pobres y los enfermos son el corazón de Dios. Al servirles a ellos, le servimos a nuestro señor Jesucristo. -San Camilo de Lelis.
-Las más amargas tristezas son dulzuras en su adorable Corazón, donde todo se cambia al amor. -Santa Margarita María.
-El amor de Dios es el árbol de la vida en medio del paraíso terrenal. -Santa Teresa de Jesús.
-La oración es la mejor arma que tenemos: es la llave que abre el corazón de Dios. -Padre Pio.
-Dios no ha de forzar nuestra voluntad; toma lo que le damos; mas no se da a sí del todo hasta que nos damos del todo. -Santa Teresa de Jesús.
-Amemos a Dios con corazón sencillo y espíritu puro, eso es lo que busca Él por encima de todo. -San Francisco de Asís.
-El alma que está enamorada de Dios, es una alma gentil, humilde y paciente. – San Juan de la Cruz.
-No te queje. Eso demuestra un descontento con la voluntad de Dios en el momento presente. Eso también es prueba de impaciencia. -San Martín de Porres.
-El mérito consiste sólo en la virtud de la caridad, sazonado con la luz de la verdadera discreción. -Santa Catalina de Siena.
-No hay que hacerse ilusiones. Nadie puede ser excelente en las cosas grandes, si primero no lo es en las pequeñas. -San Francisco Javier.
-Jesucristo también puede romper los esquemas aburridos en los cuales pretendemos encerrarlo y nos sorprende con su constante creatividad divina. -Juan Pablo II.
-De nada debe huir el hombre prudente tanto como de vivir según la opinión de los demás. -San Basilio Magno.
-Dios golpea sin cesar las puertas de nuestro corazón. Siempre está deseoso de entrar. Si no penetra, la culpa es nuestra. -San Ambrosio.
-Ésta es, señores, muy buena devoción de la Virgen, seguir sus virtudes. -San Juan de Ávila.
-Creer es un acto del entendimiento que asiente a la verdad divina por imperio de la voluntad movida por Dios mediante la gracia. -Santo Tomás de Aquino.
-Los santos no nacieron santos; llegaron a la santidad después de una larga continuidad de vencimientos propios. -Santa Micaela.
-Conservar el buen humor en medio de las penas y enfermedades, es señal de alma recta y buena. -San Felipe Neri.
-Dios no se cansa nunca de perdonar, somos nosotros los que nos cansamos de acudir a su misericordia. -Juan Pablo II.
-Dios es amor y alegría y Él nos la comunica. Solo Dios basta. Fuera de Él no hay felicidad posible. -Santa Teresa de los Andes.
-Dame el pan de cada día, un poco de mantequilla, una buena digestión y algo para digerir. -Santo Tomás Moro.
-Si te golpean las olas de la soberbia, de la maledicencia, de la envidia, mira a la estrella, ¡invoca a María! -San Bernardo.
-Verdaderamente es venerable aquella ancianidad que no por las canas sino por los méritos blanquea. -San Ambrosio.
-La humildad es algo muy extraño. En el momento mismo en el que creemos tenerla, ya la hemos perdido. -San Agustín de Hipona.
-Siempre encontramos que los que caminaban más cerca de Cristo fueron los que tuvieron que soportar las pruebas más grandes. – Santa Teresa de Ávila.
-Juzgar pertenece a Dios. Él ve el corazón humano, el hombre no ve más que la cara. -San Francisco de Sales.
-No pienses que el agradar a Dios está tanto en obrar mucho como en obrarlo con buena voluntad, sin propiedad y respetos. – San Juan de la Cruz.
-Vuestro amor me previno desde la infancia, creció conmigo, y ahora es un abismo cuya profundidad me es imposible medir. -Santa Teresa de Lisieux.
-Un cristiano fiel, iluminado por los rayos de la gracia al igual que un cristal, deberá iluminar a los demás con sus palabras y acciones, con la luz del buen ejemplo. -San Antonio de Padua.